Resistencia aeróbica y anaeróbica: ¿Cuál priorizar?
¿Qué es la resistencia aeróbica? ¿Y la anaeróbica? Te cuento sus principales diferencias y cuál es mejor potenciar.
Hoy te voy a hablar de dos conceptos que seguramente has escuchado en repetidas ocasiones cuando se habla de ejercicios tanto físicos como de rendimiento deportivo y presente en un plan de entrenamiento de triatlón: resistencia aeróbica y resistencia anaeróbica. ¿Te has preguntado alguna cuál de las dos es más importante? ¿Es posible que una de las dos tenga más relevancia que la otra o es tan sólo una cuestión de equilibrio? Mi objetivo es comprender qué significa cada término, entender su importancia para la salud y el rendimiento físico para así descubrir cuál debemos priorizar, en caso de que debamos hacerlo.
¿Qué es la resistencia aeróbica? ¿Qué beneficios tienen los ejercicios aeróbicos?
Una de las mejores maneras de comprender qué es la resistencia aeróbica es referirnos a ella como un amigo fiel y en el que podemos confiar, un aliado que siempre estará contigo durante los maratones de tu vida, literal y figuradamente. La resistencia aeróbica se refiere a la capacidad de tu cuerpo para realizar actividades de larga duración y baja o moderada intensidad; utilizando el oxígeno para producir energía. Por ejemplo, imagina una carrera larga o una sesión extendida de natación, ambas son actividades en las que se requiere de resistencia aeróbica.
De la misma forma que un motor, el cuerpo necesita combustible para funcionar. En el ejercicio aeróbico, tu cuerpo utiliza desde las grasas hasta los carbohidratos, junto con el oxígeno, para generar ese combustible. Dicho de otro modo, tu resistencia aeróbica es la capacidad de tu “motor” para mantenerse funcionando durante largos periodos de tiempo sin agotarse.
Por lo tanto, introducir ejercicios aeróbicos en nuestra rutina diaria nos ayudará a mejorar la resistencia para correr maratones o realizar cualquier otra actividad durante un largo periodo de tiempo sin agotarnos. A su vez, los ejercicios aeróbicos aportan muchos otros beneficios que siempre se ven. Ayudan a fortalecer el corazón y los pulmones, mejorando la capacidad del cuerpo para utilizar el oxígeno de manera mucho más eficiente. A todo ello hay que señalar que los ejercicios aeróbicos también reducen drásticamente el riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial y ciertos tipos de cáncer. Por último y no menos importante, también ayudan a mantener una salud mental óptima.
¿Qué es la resistencia anaeróbica? ¿Qué beneficios tienen los ejercicios anaeróbicos?
La resistencia anaeróbica es el mejor aliado en todas aquellas habilidades de carácter explosivo y corta duración. Te pongo unos ejemplos, levantar pesas, realizar un sprint a toda velocidad son algunas actividades anaeróbicas. En resumen, se trata de la capacidad de nuestro cuerpo para generar energía y mantener una actividad física muy intensa durante un periodo de tiempo muy corto, incluso cuando la demanda de oxígeno supera a la oferta.
¿Recuerdas cuando en la resistencia aeróbica hablé de tu cuerpo como un motor? Pues bien , en esta situación la resistencia anaeróbica sería como un impulso de nitro para darnos ese empujón de potencia que necesitamos durante unos segundos. Durante este tipo de ejercicio, tu cuerpo recurre a otras fuentes de energía que necesitan oxígeno para ser utilizadas, especialmente la glucosa.
Más allá de ayudarte a levantar pesas o correr más rápido, los ejercicios anaeróbicos pueden potenciar tu metabolismo, ayudándote a quemar más calorías incluso cuando estás en reposo. Además, ayudan a fortalecer los huesos y protegen la salud del corazón. Y, por supuesto, al igual que sus hermanos aeróbicos, los ejercicios anaeróbicos pueden ser un potente escudo contra el estrés o la ansiedad.
Entonces, ¿debo priorizar la resistencia aeróbica o la resistencia anaeróbica?
La eterna pregunta: ¿resistencia aeróbica o resistencia anaeróbica? ¿Qué debemos priorizar? Lo primero que debes entender es que no se trata de una competencia entre las dos. La mejor forma de comprenderlo es con el siguiente ejemplo.
Piensa en la resistencia aeróbica como ese compañero de equipo que te permite mantener un ritmo constante durante un largo periodo de tiempo. Es la base de muchas actividades diarias, mejorando además nuestra salud cardiovascular y metabólica. Por otro lado la resistencia anaeróbica es el compañero de equipo que entres en juego cuando necesitas hacer un esfuerzo supremo durante un corto periodo de tiempo. Es esencial para aquellos momentos en que necesitas correr a máxima velocidad o levantar un objeto pesado. Además, el entrenamiento de resistencia anaeróbica, como el levantamiento de pesas, puede contribuir a muchos beneficios como la salud ósea o favorecer un metabolismo saludable.
Dicho lo cual, el equilibrio es la clave. Dependiendo de tus objetivos personales de salud y condición física es posible que necesites centrarte más en uno que en el otro, pero siempre deberías tener una combinación de ambos en tu rutina. ¿Tu objetivo es correr un maratón? Potencia tu resistencia aeróbica con un buen plan de entrenamiento de running será tu mejor opción. Eso sí, incluso los maratonistas se benefician de la fuerza y la potencia que provienen de los entrenamientos de resistencia anaeróbica, por lo que no debe dejarse a un lado.
En la otra cara de la moneda encontramos los velocistas o aquellos deportistas enfocados al levantamiento de pesas. Para ellos la resistencia anaeróbica será el pan de cada día; pero incluso ellos también se benefician de la salud cardiovascular y la resistencia que provienen del entrenamiento aeróbico.
En conclusión, tanto la resistencia aeróbica como la resistencia anaeróbica tienen cabida en tu entrenamiento. Priorizar una sobre la otra depende de tus objetivos personales. Lo más importante consiste en tener una salud y un estado físico perfectamente equilibrados, valorando a esos “amigos” que ya te he comentado por igual. El entrenamiento físico no se trata de elegir un lado, sino de trabajar todos los aspectos para obtener una versión más fuerte y saludable de ti mismo.